viernes, 26 de febrero de 2010

La política y la verdad

José Luis Rodríguez Zapatero declaró ante la Asamblea Francesa que "la tarea de la política no es la búsqueda de la verdad, sino del acuerdo sobre la realización y actualización de sus valores. ¿Qué le parece?

Que es una caracterización que cuadra muy bien con el personaje. Porque el sesgo intelectual del actual presidente del Gobierno español es de signo pragmatista. Su concepción de la política responde a ese tipo de lo que hoy se llama "democracia deliberativa". Luego, ese modelo tiene muchas limitaciones, porque por un lado la deliberación no siempre conduce a acuerdos. Y por otro, en el peor de los casos, los acuerdos son errores compartidos. Decir que la actividad política debe tender a la verdad suena hoy a un cierto fundamentalismo, cuando más bien aspiramos, o se aspira, no es mi caso, a una política y a una ética de mínimos. Pero, sin embargo, la verdad es el único horizonte en el que la actividad humana cobra pleno sentido. Si no hay una pretensión de verdad, al menos, si no hay una esperanza de verdad, si no contamos con la verdad como factor correctivo, entonces, todo se relativiza, entonces la verdad es un caso particular del error, por así decirlo, y eso tiene consecuencias tremendas precisamente en el plano de la política. Porque, cuando se suprime la tendencia a la verdad como correctivo último, a lo que nos acercamos es a valoraciones que tienden al totalitarismo.

De la entrevista al filósofo Alejandro Llano por realizada por José Grau y publicada en el periódico ABC el 27 de marzo de 2005, hace ahora cinco años.

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