lunes, 23 de agosto de 2010

El hombre-masa

Nietzsche decía del hombre-masa que es un tipo "admirablemente preparado para la esclavitud". El psiquiatra Aquilino Polaino enumera sus principales peculiaridades:

1. El hombre-masa renuncia con facilidad -con excesiva facilidad- a su singularidad sometiéndose con naturalidad y sin esfuerzo al orden establecido. El hombre-masa es la antípoda del hombre revolucionario, del hombre difícilmente servil y acomodaticio.

2. El hombre-masa elige o asume, sin apenas darse cuenta, la manera de ser que está de moda en el horizonte cultural en el que vive. No quiere tener un comportamiento original, renuncia a destacar y perpetúa los cambios que se van produciendo y el estilo de vida que encuentra a su llegada a este mundo.

3. El hombre-masa cree hacer un buen negocio al aceptar la forma y estilos de vida que, por lo general, le son exigidos para insertarse en los cuadros de mandos diseñados por la planificación central. Al acogerse a la sombra del poder, el hombre-masa realmente no desea ni el protagonismo ni la autoafirmación del poderoso, que podrían suponerle ciertas incomodidades. Simplemente aspira a estar allí, como testigo presencial, donde suceden las cosas.

4. El hombre-masa suele ser un hombre privado de voluntad. No quiere, simplemente desea. Y, como la mayor parte de los deseos anidan en la imaginación, casi siempre queda insatisfecho. Querer es sinónimo de elegir, de apetecer inteligentemente, funciones que son inviables sin la libertad personal.

5. El hombre-masa renuncia a su libertad personal sin tener conciencia de que lo hace y sin hacer de ello un holocausto. El hombre-masa no se da cuenta de que es libre, probablemente porque elegir comporta siempre el riesgo de equivocarse. El hombre-masa eleva al más alto rango su seguridad personal.

6. El hombre-masa sigue mansamente a pequeños grupos o colectivos más o menos ilustrados, en los que la responsabilidad -al igual que la libertad- queda diluida y maltrecha.

Ortega afirmaba que "en este tiempo nuestro, ya no hay protagonistas, sino coro". El hombre-masa se revela en contraposición al hombre rebelde, el hombre revolucionario.

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